miércoles, 29 de mayo de 2013

POTSDAM

El 4to día en Berlín, ibamos a visitar Postdam...¿Que es Postdam? ¿Algún tipo de crema dental? jajaja No, es una ciudad que se encuentra al suroeste de Berlin y que años atrás tuvo sus épocas de gloria.

Hace 300 años, cuando Potsdam era base de los cuarteles, se convirtió en una de las más hermosas ciudades residenciales de Europa. Los reyes prusianos y en particular Federico I y su hijo Federico II el Grande, hicieron realidad un sueño barroco en la ciudad y en sus alrededores, y sus descendientes ampliaron el paisaje urbano con maravillosos monumentos del clasicismo.




Ya en 1990 el paisaje cultural de Potsdam y a petición conjunta de la que entonces, aún eran dos Alemanias, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO: en este sentido, se incluyeron los palacios y jardines Sanssouci, el Jardín Nuevo, Babelsberg, Glienicke y la Pfaueninsel (Isla de los Pavos) con sus palacios.

En 1992 se añadieron el Palacio y el Parque de Sacrow y la iglesia Heilandskirche; en 1999 se amplió nuevamente la lista con otros catorce monumentos, entre ellos el Palacio y el Parque de Lindstedt, el Palacio Belvedere en el monte Pfingstberg, la estación imperial Kaiserbahnhof y el observatorio del parque de Babelsberg. En total, el Patrimonio de la Humanidad se extiende en unas 500 hectáreas de parques y zonas verdes e incluye 150 edificios erigidos entre 1730 y 1916.




Un paseo por el centro histórico de Potsdam podría comenzar por el Antiguo Mercado. La Iglesia de San Nicolás, el Lustgarten, el antiguo Ayuntamiento y el antiguo palacio estatal, remodelado y futura sede del parlamento, continúan siendo un conjunto arquitectónico sublime. En el centro de la plaza del mercado se ubica un obelisco de 16 metros de altura con imágenes de los grandes arquitectos de Potsdam: Knobelsdorff, Schinkel, Gontard y Persius. Detrás del antiguo Mercado, algo escondido detrás de una hilera de casas, el Mercado Nuevo, erigido entre los siglos XVII y XVIII, es uno de los edificios barrocos mejor conservados de Europa y probablemente el más bonito de la ciudad. 

En el antiguo Mercado, situado en las antiguas cocheras, hoy en día se halla la sede de la fascinante Casa de la Historia de Brandeburgo y Prusia. Por otro lado, la colindante Luisenplatz enlaza la barroca Brandenburger Straße con la avenida que da acceso al Parque de Sanssouci. Por último, las tres magníficas puertas de la ciudad representan la imagen de la antigua Potsdam: la Puerta de Brandeburgo, un monumental arco del triunfo en memoria de la Guerra de los Siete Años, la Jägertor (puerta de caza), que recibe el nombre de la residencia de caza del príncipe elector, situada al norte de la ciudad, y la Nauener Tor (puerta de Nauen), uno de los puntos de encuentro preferidos dentro de Potsdam y un maravilloso ejemplo del neogótico inglés.




A través de la Puerta de Nauen se accede al barrio holandés, en el que se despliega particularmente todo el encanto y la forma de vida de la ciudad: patios traseros decorados con mimos, cafeterías, tabernas un tanto extravagantes y galerías vanguardistas invitan a callejear y disfrutar del entorno. Lo que también es imprescindible al visitar Potsdam es realizar un recorrido en barco con los antiguos barcos de vapor, de gran belleza, atravesando las aguas de la ciudad. Dependiendo de la ruta que se siga, se pasa por debajo del puente Glienicke, que une Potsdam con Berlín, y donde en los años ochenta se intercambiaron diversos agentes y espías entre el este y el oeste.

No muy lejos del puente, en dirección suroeste, se eleva la espectacular construcción del Teatro Hans Otto con sus imponentes casquetes de hormigón en voladizo de color rojo. Y seguro que no se equivoca de destino si acude a Babelsberg: en la mayor y más antigua metrópoli del cine de Europa se han creado más de 3.000 producciones de cine y televisión. Además, entre los meses de marzo y octubre el parque temático permite que los visitantes echen un entretenido vistazo al fascinante mundo de esta fábrica de sueños alemana. De este modo, puede afirmarse que todo Potsdam es un sueño hecho realidad.











Al final del recorrido con el grupo y con el guía fuimos a visitar lo que es tal vez la joya mas preciada de Postdam, el Palacio de Sanssouci. Hoy considerado como el Palacio de Versalles Alemán, es el lugar mas popular de esta ciudad. Miles de turistas llegan diariamente a recorrer los jardines que en su momento fue el palacio del reino prusiano. Su construcción comenzó en 1744 bajo el reinado de Federico II de Prusia. La modestia del palacio propiamente dicho contrasta con su parque, que está lleno de sorpresas y sumerge al visitante en la época de los monarcas absolutos. Largas avenidas trazadas geométrica mente reflejan el deseo de ordenar el espacio natural según criterios propios. Al lado se encuentra la Orangerie, un invernadero que albergaba plantas del sur que aquí crecían para la satisfacción del rey. Escuchar las historias de los reyes prusianos contadas por el guía aumentaban el interes de conocer los jardines. Las historias parecían sacadas de novelas y tenían desenlaces inesperados. Al final del recorrido llegamos a la tumba que hoy alberga a Federico II, al lado de su nicho hay sembríos la papa, el tubérculo que en las épocas cuando hubo hambre en el reino, el Rey Federico ordeno sembrar papa por todo el reino, en esos tiempos la papa era considerada un alimento de pobres y fue la papa la que ayudo al reino a pasar los tiempos de hambruna.

Luego de la muerte de Federico, todos los visitantes a la tumba de el, estilan llevar una papa y colocarlo sobre la lapida como símbolo de agradecimiento y reconocimiento. Conocida la historia tenia que ver la manera de conseguir una papa y también hacer mi agradecimiento.




Justo cuando terminábamos de recorrer los jardines y el palacio de un momento a otro el clima cambio y comenzó a llover fuertemente, el agua no solo venia de arriba si no que por efecto del viento también venia por los costados. Todos sacamos los paraguas para cubrirnos del aguacero y salimos de los jardines para dirigirnos a esperar el bus que nos llevaría al centro de Postdam para tomar el tren que nos llevaría a Berlin. En el paradero nos dimos cuenta que la calle estaba llena de turistas que también esperaban al bus, así que era hora de sacar lo peruano para poder subir al bus y ganar un asiento.


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