30 de Marzo...abro mis ojos y reviso mi reloj... plop!!! 9:00 am. El efecto de que al del sur de Chile amanece muy tarde, me dio la sensación, mientras estaba en la cama, que aun era muy de madrugada cuando realmente ya era hora de levantarse. Los buses para Puerto Natales salían a las 7 am. Mi reloj interno aun seguía con la hora peruana (2 horas atrasadas), y por esas cosas que a veces pasan mi alarma no había sonado. Salte de la cama, metí mis cosas apuradas en mi mochila y baje corriendo por las escaleras del Hostel. Mientras le avisaba a la recepcionista que ya tenía que salir porque estaba tarde para tomar el bus. Sabía que iba a regresar dentro de 3 días al mismo lugar, por lo cual solo lleve la mochila pequeña y la mochila grande la deje en la sala equipajes del hostel. Luego salí corriendo a buscar un bus que me llevara a la misma Patagonia para que empiece la aventura.
Al caminar por las calles de Punta Arenas, no había gente, parecía un pueblo olvidado, como si fuera un escenario de la serie Walking Death, y eso que eran cerca de las 10 a.m. Por allí uno que otro taxi pasaba, pero se alejan y se perdían al fondo de las calles o al doblar en una de las esquinas. Tuve que caminar como 8 cuadras para llegar a la estación de buses. Por esa zona solo había 3 buses que nos podían llevar a la Ciudad de Puerto Natales: Bus Sur, Bus Gomez, Bus Pacheco.
Una vez comprado mi pasaje a $5,000 Pesos Chilenos, y aprovechando que tenía casi como 45 minutos libres hasta que mi bus salga, aproveche para ir a buscar al famoso Indio Patagón, es costumbre que todos los turistas antes de emprender el recorrido por la Patagonia, besen el dedo de este indio, dicen, que este acto es asegurar el pasaje de retorno por estos lares. Por encima de el indio yace el monumento al navegante Hernando de Magallanes. Este personaje se me hacia conocido, en algún momento de mis clases de historia del colegio lo mencionaron, pero creo que no preste demasiada atención. Este monumento esta en el centro mismo del Parque central de Punta arenas.
Luego aproveche para conocer un poco las calles, y me acordé que tenía que ir a cambiar dólares, los billetes de pesos Chilenos me parecían billetes de Monopolio, será porque en mis manos parecían raros, siempre estaba acostumbrado a ver soles y dólares.
A las 11 am sale el carro y nos esperaban 3 horas de estar sentado para nuestro próximo destino sin contar que luego teníamos que volver a viajar 1 hora y media para llegar al refugio de las Torres del Paine. Al salir de la ciudad de P. Arenas a la mano derecha del camino se puede apreciar parte del famoso estrecho de Magallanes, muchas veces nombrado en mis clases de historia y Geografía pero jamás me puse a mirar el mapa para ver donde realmente estaba este estrecho, por ella se pueden ver barcos de carga, también tienen una gran zona franca, y la verdad no sé que de zona franca tiene, porque los precios que encontré allí de los diferentes productos eran más caros que los de Lima.
Después del viaje, llegue al Hospedaje Las Torres al cual llegaban turistas de todas las nacionalidades, el único creo que desentonaba era yo, me decían que después de muchos años no se aparecía un peruano en la zona. Se veían argentinos, chilenos, americanos y europeos.
Ese día tome mi Cocacola más cara de toda mi vida $4.00 dólares americanos (hasta ese momento). Waooo….. todo un asalto a mano armada, pero ya me tenía que acostumbrar, en Chile todo es caro, mas aún en el Sur de Chile que por ser el ultimo rincón de América todo cuesta de mas. Solo la cama para dormir cuesta acá $45 dólares. Así que esos días nuestra comida iba a ser fruta seca made in Lima. Fruta seca que me entrego mi papa antes de salir de Lima, cuando salía de Lima, pensaba que estaba bolsa me hacía peso, allí en esa zona, esa bolsa tomó importancia y prácticamente se volvió mi sostén por 3 días.
Mañana nos tocaría subir las montañas para poder ver a las famosas Torres del Paine, por las cuales decidí venir hasta por acá.
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